La sal de mar de Cáhuil proviene de las salinas artesanales ubicadas en la Región de O’Higgins, Chile, donde desde tiempos ancestrales se cultiva esta sal a mano, a través de la evaporación natural del agua de mar. Es un ingrediente vivo, sin refinar, sin aditivos ni procesos industriales.
En Vida Bake, elegimos esta sal porque representa lo que somos: honestos, conectados con la tierra y comprometidos con lo real.
Contiene magnesio, calcio, potasio y otros oligoelementos esenciales que se pierden en la sal blanca industrial.
Basta una pequeña cantidad para realzar el sabor natural de cada ingrediente, sin saturar.
Su perfil mineral ayuda a regular la hidratación y la función celular de manera más armónica que la sal refinada.
Cada grano de sal es cosechado a mano por salineros que mantienen viva una tradición local chilena con respeto por la naturaleza.
Porque la sal también puede ser sagrada. Elegimos sal de mar de Cáhuil porque alimenta sin contaminar, potencia sin invadir y honra nuestras raíces. Le da a nuestros panes ese toque final que lo llena de minerales y despierta el sabor real de cada ingrediente.